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El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

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lunes, 5 de octubre de 2015

Primera congregación general: El Sínodo es la Iglesia que camina junta para leer la realidad con los ojos de la fe, dice el Papa


Ciudad del Vaticano, 5 de octubre de 2015 (Vis).-Esta mañana a las 9 se ha abierto en el Vaticano la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos dedicada a ''La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo''. En presencia del Santo Padre ha tomado la palabra en primer lugar el cardenal hondureño Oscar Andres Rodríguez Maradiaga, invitando a los Padres Sinodales a una breve meditación, que resumía las intenciones y el espíritu de la asamblea.

''Hermanos que venimos de los cuatro puntos cardinales convocados por Pedro, movidos por el amor al Señor Jesús y a la Madre Iglesia – ha dicho-. San Pablo nos ha invitado precisamente a la alegría. Esa alegría del Evangelio que el Papa Francisco proclama incansablemente por todo el mundo. Pero como él mismo nos ha dicho: “El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada. A veces nos entristece escuchar como el mundo ha enfocado este Sínodo pensando que venimos como dos bandos opuestos a defender posiciones irreductibles. Por eso “Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”.

''Anímense -ha proseguido- No somos una Iglesia en vía de extinción ni mucho menos. La familia tampoco, aunque está amenazada y combatida. Tampoco venimos a llorar ni a lamentarnos por las dificultades. Ya el Salmo 26 nos dice: “Sé valiente, ten ánimo. Espera en el Señor” .Tengan un mismo sentir: Todos buscamos la unanimidad que viene del diálogo, no de las ideas defendidas a ultranza. San Pablo nos recuerda: “Tengan los mismos sentimientos de Cristo” Vivan en paz : Y como nos dice Evangelii Gaudium: El diálogo es la contribución a la paz, porque la Iglesia proclama “el evangelio de la paz” . Al anunciar a Jesucristo, que es la paz en persona la Madre Iglesia nos anima a ser instrumento de pacificación y testimonio creíble de una vida reconciliada .Es hora de saber cómo diseñar en una cultura que privilegie el diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos. No necesitamos un proyecto de unos pocos para unos pocos, o una minoría ilustrada o testimonial que se apropie de un sentimiento colectivo''.

''Por eso queremos comenzar el Sínodo en paz -finalizó- No es la paz del mundo, hecha de componendas y compromisos que tantas veces no se cumplen. Es la paz de Cristo, la paz con nosotros mismos.Y la conclusión es evidente: “El Dios de la caridad y la paz estará con Ustedes” Por eso podemos decirle: “Quédate con nosotros Señor” No precisamente porque el día está terminando, sino porque está comenzando. Un nuevo día para las familias del mundo, creyentes o no creyentes, familias cansadas de las incertidumbres y dudas sembradas por diversas ideologías, como las de la deconstrucción, contradicciones culturales y sociales, fragilidad y soledad entre otras. Quédate con nosotros Señor para que este Sínodo produzca un camino de alegría y esperanza para todas las familias''.

El Santo Padre tomó entonces la palabra para introducir los trabajos de la primera jornada, explicando que ''el Sínodo no es un convenio o un parlatorio, un parlamento o un senado donde uno se pone de acuerdo''. ''El Sínodo es -recalcó- una expresión eclesial, es decir, es la Iglesia que camina junta para leer la realidad con los ojos de la fe y con el corazón de Dios, es la Iglesia que se interroga sobre su fidelidad al depósito de la fe, que para ella no representa un museo que contemplar y tampoco solamente que salvaguardar, sino una fuente viva de la que la Iglesia bebe para iluminar el depósito de la vida''.

El Sínodo es además ''un espacio protegido donde la Iglesia experimenta la acción del Espíritu Santo. En el Sínodo el Espíritu habla por la lengua de todas las personas que se dejan guíar por el Dios que sorprende siempre, por el Dios que revela a los pequeños lo que esconde a los sabios y a los inteligentes, el Dios que ha creado la ley y el sábado para el hombre y no viceversa, el Dios que deja las noventa y nueve ovejas para buscar a la única oveja perdida, el Dios que es siempre más grande que nuestra lógica y nuestros cálculos. No obstante, recordemos, que el Sínodo será un espacio de la acción del Espíritu Santo solo si nosotros, los participantes, nos revestimos de coraje apostólico, humildad evangélica y oración confiada''.

''El coraje apostólico que no se asusta ni por las seducciones del mundo, que tienden a apagar en el corazón de los seres humanos las luces de la verdad sustituyéndolas con luces pequeñas y ocasionales, y tampoco por el endurecimiento de algunos corazones que -a pesar de las buenas intenciones- alejan a las personas de Dios'', subrayó el Pontífice.

''La humildad evangélica que sabe vaciarse de las convicciones y prejuicios propios para escuchar a los hermanos obispos y llenarse de Dios. La humildad que lleva a no señalar con el dedo a los demás para juzgarlos, sino a tenderles la mano para levantarlos sin sentirse nunca superiores a ellos''.

''La oración confiada que es la acción del corazón cuando se abre a Dios, cuando hacemos que se callen todos nuestros humores para escuchar la voz suave de Dios que habla en el silencio. Sin escuchar a Dios todas nuestras palabras serán solamente 'palabras' que ni sacian ni sirven. Sin dejarnos guiar por el Espíritu Santo todas nuestras decisiones serán solo 'decoraciones' que en vez de exaltar el Evangelio lo tapan y lo esconden''.

''Queridos hermanos -concluyó Francisco- Como ya he dicho, el Sínodo no es un parlamento donde para llegar a un consenso o a un acuerdo común se recurre a la negociación, al pacto o a los compromisos; el único método del Sínodo es abrirse al Espíritu Santo con coraje apostólico, con humildad evangélica con oración confiada para que El nos guíe, nos ilumine y ponga ante nuestros ojos no nuestros pareceres personales, sino la fe en Dios, la fidelidad al magisterio, el bien de la Iglesia y la salud de las almas''.

Después intervino el Presidente delegado, el cardenal arzobispo de París André Vingt-Trois que refirió cómo la decisión del Pontífice de convocar dos sesiones del Sínodo de los Obispos sobre la misión de la familia en el mundo contemporáneo había sido fructífera y el episcopado ha sido testigo de ello ya que las iglesias particulares se han esforzado en dar una aportación al trabajo común respondiendo al cuestionario que debía dar forma al Instrumentum Laboris. ''Nuestro sínodo -afirmó- lo lleva adelante la Iglesia''. El purpurado habló también del Motu Proprio Mitis Iudex Dominus Jesus con el cual el Santo Padre reforma los procedimientos canónicos relativos a la validez sacramental de los matrimonios que representa una indicación preciosa sobre el espíritu con que se abordará esta fase de trabajo sinodal. ''Sin poner en tela de juicio la tradición sacramental de nuestra Iglesia, ni su doctrina sobre la indisolubilidad del matrimonio nos habéis invitado a compartir nuestras experiencias pastorales -dijo- y a ponernos en marcha por los caminos de la misericordia a los que el Señor invita a todos los que lo desean y que pueden, a entrar en un territorio de conversión de cara al perdón''.

A continuación el cardenal Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo, explicó cuales eran las modalidades de esta asamblea extraordinaria, desde el tiempo a disposición para la intervención de los Padres en el aula, hasta el mayor espacio concedido a los Círculos Menores donde el debate será más intenso, al igual que la importancia concedida a las intervenciones de los cónyuges y las relaciones de los participantes en el Sínodo con los medios de comunicación.

Por ultimo, el relator general, el cardenal arzobispo de Ezstergom-Budapest, Peter Erdo, ilustró la primera parte del Instrumentum Laboris que abarca la escucha de los retos sobre la familia, colocándolos en el contexto socio-cultural contemporáneo y sus cambios antropológicos, caracterizados entre otras cosas por una ''fuga de las instituciones'', que conlleva una inestabilidad institucional y un predominio del individualismo y el subjetivismo. Habló después del discernimiento de la vocación familiar, de la pedagogía divina de la familia y de la indisolubilidad como don y tarea, recordando a la familia en el magisterio de la Iglesia y su dimensión misionera, así como a las familias ''heridas'' situándolas en el ámbito de la misericordia y la verdad revelada. El cardenal tocó el tema de la dimensión evangelizadora de la familia y del acompañamiento eclesial de los núcleos familiares y no olvidó el argumento de la responsabilidad generativa ni los retos de la educación.

''Escuchando la Palabra de Dios -finalizó- nuestra respuesta debe manifestar la atención sincera y fraterna a las necesidades de nuestros contemporáneos para transmitirles la verdad liberadora y ser testigos de la misericordia más grande. Para hacer frente a los retos de la familia hoy, la Iglesia también debe convertirse y hacerse más viva, más personal, más comunitaria comprendido el ámbito parroquial y de las pequeñas comunidades. Parece que ese despertar comunitario esté ya sucediendo en muchas partes. Para que sea más general y cada vez más profundo pidamos la luz del Espíritu Santo para que nos indique también que pasos concretos hay que dar. Así, ''La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo'', tema del presente Sínodo, se presenta bajo una luz serena y concreta que nos hace crecer en la esperanza y en la confianza en la misericordia de Dios. Esa misericordia a la que el Papa ha querido dedicar un Jubileo extraordinario. Demos gracias al Santo Padre por esta elección de esperanza y confiamos nuestros trabajos a la Sagrada Familia de Nazaret''.


''El hombre que cae o se equivoca debe ser comprendido y amado''


Ciudad del Vaticano, 4 de octubre (VIS).- El Santo Padre presidió en la Basílica de San Pedro la celebración Eucarística con la que dio inicio al Sínodo de los Obispos sobre “La vocación y misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”. En su homilía, el Obispo de Roma comentando los textos bíblicos que la liturgia presenta este XXVII domingo del Tiempo Ordinario, señaló que ''dichas lecturas se centran en tres aspectos: el drama de la soledad, el amor entre el hombre y la mujer, y la familia''.

Sobre la soledad habló del dominio que ejercía Adán sobre las demás criaturas demostrando su ''indiscutible e incomparable superioridad, pero aun así se sentía solo, porque -no encontraba ninguno como él que lo ayudase-. El Papa recordó a los muchos hombres afligidos por este drama. ''Ancianos abandonados incluso por sus seres queridos y sus propios hijos; los viudos y viudas; tantos hombres y mujeres dejados por su propia esposa y por su propio marido; tantas personas que de hecho se sienten solas, no comprendidas y no escuchadas; los emigrantes y los refugiados que huyen de la guerra y la persecución; y tantos jóvenes víctimas de la cultura del consumo, del usar y tirar, y de la cultura del descarte''.

''Hoy se vive la paradoja de un mundo globalizado en el que vemos tantas casas de lujo y edificios de gran altura, pero cada vez menos calor de hogar y de familia; muchos proyectos ambiciosos, pero poco tiempo para vivir lo que se ha logrado... Hoy vivimos en cierto sentido la misma experiencia de Adán: tanto poder acompañado de tanta soledad y vulnerabilidad; y la familia es su imagen. Cada vez menos seriedad en llevar adelante una relación sólida y fecunda de amor: en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en las buena y en la mala suerte. El amor duradero, fiel, recto, estable, fértil es cada vez más objeto de burla y considerado como algo anticuado''.

De este amor entre el hombre y la mujer recordó cómo Dios se entristeció al ver la soledad de Adán y creó a alguien como él que le ayudase. ''Nada hace más feliz al hombre que un corazón que se asemeje a él, que le corresponda, que lo ame y que acabe con la soledad y el sentirse solo. Muestran también que Dios no ha creado el ser humano para vivir en la tristeza o para estar solo, sino para la felicidad, para compartir su camino con otra persona que es su complemento; para vivir la extraordinaria experiencia del amor: es decir de amar y ser amado; y para ver su amor fecundo en los hijos. Este es el sueño de Dios para su criatura predilecta: verla realizada en la unión de amor entre hombre y mujer; feliz en el camino común, fecunda en la donación reciproca''.

''Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre'', dijo el Papa al mencionar el tema de la familia. ''Es una exhortación a los creyentes a superar toda forma de individualismo y de legalismo, que esconde un mezquino egoísmo y el miedo de aceptar el significado autentico de la pareja y de la sexualidad humana en el plan de Dios. De hecho, sólo a la luz de la locura de la gratuidad del amor pascual de Jesús será comprensible la locura de la gratuidad de un amor conyugal único y usque ad mortem''.

Destacó también que ''para Dios, el matrimonio no es una utopía de adolescente, sino un sueño sin el cual su criatura estará destinada a la soledad. En efecto el miedo de unirse a este proyecto paraliza el corazón humano. Paradójicamente también el hombre de hoy –que con frecuencia ridiculiza este plan– permanece atraído y fascinado por todo amor autentico, por todo amor sólido, por todo amor fecundo, por todo amor fiel y perpetuo. Lo vemos ir tras los amores temporales, pero sueña el amor autentico; corre tras los placeres de la carne, pero desea la entrega total''.

''En este contexto social y matrimonial bastante difícil -continuó-, la Iglesia está llamada a vivir su misión en la fidelidad a su Maestro como voz que grita en el desierto, para defender el amor fiel y animar a las numerosas familias que viven su matrimonio como un espacio en el cual se manifiestan el amor divino; para defender la sacralidad de la vida, de toda vida; para defender la unidad y la indisolubilidad del vinculo conyugal como signo de la gracia de Dios y de la capacidad del hombre de amar en serio''.

Vivir su misión, ''en la verdad que no cambia según las modas pasajeras o las opiniones dominantes. La verdad que protege al hombre y a la humanidad de las tentaciones de autoreferencialidad y de transformar el amor fecundo en egoísmo estéril, la unión fiel en vinculo temporal. Y vivir su misión en la caridad que no señala con el dedo para juzgar a los demás, sino que -fiel a su naturaleza como madre – se siente en el deber de buscar y curar a las parejas heridas con el aceite de la acogida y de la misericordia; de ser -hospital de campo-, con las puertas abiertas para acoge a quien llama pidiendo ayuda y apoyo''.

Antes de concluir, Francisco recordó las palabras de san Juan Pablo II cuando afirmó que ''el error y el mal deben ser condenados y combatidos constantemente; pero el hombre que cae o se equivoca debe ser comprendido y amado''. ''Nosotros debemos amar nuestro tiempo y ayudar al hombre de nuestro tiempo. Y la Iglesia debe buscarlo, acogerlo y acompañarlo, porque una Iglesia con las puertas cerradas se traiciona a sí misma y a su misión, y en vez de ser puente se convierte en barrera: El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos.

Con este espíritu, - finalizó- le pedimos al Señor que nos acompañe en el Sínodo y que guíe a su Iglesia a través de la intercesión de la Santísima Virgen María y de San José, su castísimo esposo''.






Angelus: Una sociedad que no sea fortaleza sino familia


Ciudad del Vaticano, 4 de octubre de 2015 (Vis).-En el ángelus dominical el Papa volvió a pedir a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro oraciones por el Sínodo sobre la Familia inaugurado hoy con la celebración eucarística en la basílica de San Pedro.

''Los Padres Sinodales, provenientes de todas las partes del mundo y reunidos en torno al Sucesor de Pedro -dijo- reflexionarán durante tres semanas sobre la vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en la sociedad, de cara a un atento discernimiento espiritual y pastoral. Tendremos la mirada fija en Jesús para individuar, sobre la base de su enseñanza de verdad y de misericordia, los caminos más oportunos para la tarea de la Iglesia con las familias y para las familias, para que el proyecto originario del Creador sobre el hombre y la mujer se cumpla y obre con toda su belleza y su fuerza en el mundo de hoy''.

En este sentido citó la lectura del Libro del Génesis sobre la complementariedad y reciprocidad entre el hombre y la mujer que uniéndose se transforman en una sola carne, ''es decir, una sola vida, una sola existencia'' y así ''transmiten la vida a los nuevos seres humanos: se transforman en padres. Participan de la potencia creadora de Dios mismo''. ''Pero ¡atención! -advirtió- Dios es amor y se participa en su obra cuando se ama con El y como El.....Y este es el amor que reciben los esposos en el sacramento del matrimonio. Es el amor que alimenta su relación, a través de alegrías y dolores, momentos serenos y difíciles. Es el amor que suscita el deseo de generar hijos, de esperarlos, acogerlos, criarlos, educarlos . Es el mismo amor que, en el Evangelio de hoy, Jesús manifiesta a los niños: “Dejad que los niños se acerquen a mí y no se lo impidáis''.

''Hoy pedimos al Señor que todos los padres y educadores del mundo, y también toda la sociedad -exclamó- se hagan instrumentos de la acogida y el amor con el cual Jesús abraza a los más pequeños. Él mira en sus corazones con la ternura y la atención de un padre y al mismo tiempo, de una madre. Pienso en tantos niños hambrientos, abandonados, explotados, obligados a la guerra, rechazados. Son dolorosas las imágenes de niños infelices, con la mirada perdida, que escapan de la pobreza y los conflictos, y llaman a nuestras puertas y a nuestros corazones implorando ayuda. Que el Señor nos ayude a no ser una sociedad-fortaleza, sino una sociedad-familia, capaz de acoger, con reglas adecuadas, pero acoger, acoger siempre, con amor''.

El Papa finalizó pidiendo la inspiración del Espíritu Santo para los Padres Sinodales y la intercesión de la Virgen María y uniéndose a cuantos hoy en el santuario italiano de Pompeya rezaban la tradicional ''Súplica a la Virgen del Rosario''.

Después del ángelus, Francisco recordó que ayer en Santander (España) fueron proclamados beatos Pio Heredia y diecisiete compañeros y compañeras de la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia y de San Bernardo, asesinados por su fe durante la guerra civil española y la persecución religiosa de los años treinta del siglo pasado. ''Alabemos al Señor por sus valientes testimonios, y por su intercesión -dijo- supliquémosle que libere al mundo del flagelo de la guerra''.

También rezó por las víctimas del corrimiento de tierras que arrasó una aldea entera en Guatemala así como por las del aluvión en la Costa Azul (Francia) y pidió actos de solidaridad concreta para todos ellos. Antes de despedirse saludó con afecto particular a los peregrinos italianos en la festividad de su patrón, San Francisco de Asís.


Vigilia de oración por el Sínodo: La Iglesia puede iluminar la noche del hombre


Ciudad del Vaticano, 4 de octubre (VIS).- ''Frente a las exigencias de la existencia, existe la tentación de echarse para atrás, de desertar y encerrarse, a lo mejor en nombre de la prudencia y del realismo, escapando así de la responsabilidad de cumplir a fondo el propio deber''. Son las palabras con las que el Santo Padre inauguró la vigilia de oración por el Sínodo que tuvo lugar la noche del sábado 3. Promovida por la Conferencia Episcopal Italiana, concentró a una gran multitud de fieles y peregrinos en la Plaza de San Pedro.

El Papa habló del miedo que sintió el profeta Elías ante el cálculo humano y cómo lo empujó a buscar refugio, y rememoró la vigilia de hace un año cuando ''en esta misma plaza, invocábamos al Espíritu Santo pidiéndole que los Padres sinodales -al poner atención en el tema de la familia- supieran escuchar y confrontarse teniendo fija la mirada en Jesús, Palabra última del Padre y criterio de interpretación de la realidad''. ''Esta noche -continuó- nuestra oración no puede ser diferente. Pues, como recordaba el Metropolita Ignacio IV Hazim, sin el Espíritu Santo, Dios resulta lejano, Cristo permanece en el pasado, la Iglesia se convierte en una simple organización, la autoridad se transforma en dominio, la misión en propaganda, el culto en evocación y el actuar de los cristianos en una moral de esclavos''.

De esta manera, Francisco animó a rezar ''para que el Sínodo que se abre mañana sepa reorientar la experiencia conyugal y familiar hacia una imagen plena del hombre; que sepa reconocer, valorizar y proponer todo lo bello, bueno y santo que hay en ella; abrazar las situaciones de vulnerabilidad que la ponen a prueba: la pobreza, la guerra, la enfermedad, el luto, las relaciones laceradas y deshilachadas de las que brotan dificultades, resentimientos y rupturas; que recuerde a estas familias, y a todas las familias, que el Evangelio sigue siendo la buena noticia desde la que se puede siempre comenzar de nuevo. Que los Padres sepan sacar del tesoro de la tradición viva palabras de consuelo y orientaciones esperanzadoras para las familias, que están llamadas en este tiempo a construir el futuro de la comunidad eclesial y de la ciudad del hombre''.

''Cada familia es siempre una luz, por más débil que sea, en medio de la oscuridad del mundo -destacó-. La andadura misma de Jesús entre los hombres toma forma en el seno de una familia, en la cual permaneció treinta años. Una familia como tantas otras, asentada en una aldea insignificante de la periferia del Imperio''.

Asimismo tomó como ejemplo al beato Charles de Foucauld , que ''entendió que no se crece en el amor de Dios evitando la servidumbre de las relaciones humanas, porque amando a los otros es como se aprende a amar a Dios; inclinándose al prójimo es como nos elevamos hacia Dios. A través de la cercanía fraterna y solidaria a los más pobres y abandonados entendió que, a fin de cuentas, son precisamente ellos los que nos evangelizan, ayudándonos a crecer en humanidad''.

Francisco alentó a los fieles a que entrasen en el misterio de la Familia para poder entenderla. ''La familia es lugar de santidad evangélica, llevada a cabo en las condiciones más ordinarias. En ella se respira la memoria de las generaciones y se ahondan las raíces que permiten ir más lejos. Es el lugar de discernimiento, donde se nos educa para descubrir el plan de Dios para nuestra vida y saber acogerlo con confianza. La familia es lugar de gratuidad, de presencia discreta, fraterna, solidaria, que nos enseña a salir de nosotros mismos para acoger al otro, para perdonar y sentirse perdonados''.

Antes de finalizar pidió a todos que regresaran a Nazaret para que el Sínodo ''más que hablar sobre la familia, sepa aprender de ella, en la disponibilidad a reconocer siempre su dignidad, su consistencia y su valor, no obstante las muchas penalidades y contradicciones que la puedan caracterizar'' porque ''en la Galilea de los gentiles de nuestro tiempo encontraremos de nuevo la consistencia de una Iglesia que es madre, capaz de engendrar la vida y atenta a comunicar continuamente la vida, a acompañar con dedicación, ternura y fuerza moral. Porque si no somos capaces de unir la compasión a la justicia, terminamos siendo seres inútilmente severos y profundamente injustos''.

''Una Iglesia que es familia sabe presentarse con la proximidad y el amor de un padre...Y una Iglesia sobre todo de hijos, que se reconocen hermanos, nunca llega a considerar al otro sólo como un peso, un problema, un coste, una preocupación o un riesgo: el otro es esencialmente un don, que sigue siéndolo aunque recorra caminos diferentes... La Iglesia es una casa abierta, lejos de grandezas exteriores, acogedora en el estilo sobrio de sus miembros... Esta Iglesia puede verdaderamente iluminar la noche del hombre, indicarle con credibilidad la meta y compartir su camino, sencillamente porque ella es la primera que vive la experiencia de ser incesantemente renovada en el corazón misericordioso del Padre''.






El Papa recibe a los voluntarios del Banco Alimentario y denuncia nuevamente el desperdicio de comida


Ciudad del Vaticano, 3 de octubre 2015 (Vis).-El Papa ha encontrado esta mañana en el Aula Pablo VI a siete mil voluntarios de la Fundación Banco Alimentario, una iniciativa nacida hace 25 años gracias al empresario italiano Danilo Fossati y a don Giussani, fundador de Comunión y Liberación, para combatir el desperdicio de alimentos, recuperarlos y distribuirlos entre las familias necesitadas y los indigentes.

En el discurso que les dirigió, Francisco subrayó que el hambre ha adquirido hoy la dimensión de un verdadero y propio escándalo que amenaza la vida y la dignidad de tantas personas, hombres y mujeres, niños y ancianos. ''Todos los días -afirmó- nos confrontamos con esta injusticia; me permito decir, con este pecado, en un mundo rico de recursos alimenticios, gracias también a los enormes progresos tecnológicos, son demasiados los que carecen de lo necesario para sobrevivir; y no solamente en los países pobres, sino cada vez más también en las sociedades ricas y desarrolladas. La situación se agrava con el aumento de los flujos migratorios, que traen a Europa miles de prófugos, que escapan de sus países y necesitan todo. Ante un problema tan desmesurado, resuenan las palabras de Jesús: ''Tuve hambre y me distéis de comer''. Vemos en el Evangelio que el Señor, cuando se da cuenta de que la multitud acudida a escucharle tiene hambre, no ignora el problema, y tampoco pronuncia un hermoso discurso sobre la lucha contra la pobreza, sino que lleva a cabo un gesto que deja a todos maravillados: Toma lo poco que los discípulos habían llevado consigo, lo bendice y multiplica los panes y los peces, hasta el punto que al final, '' se llevaron doce cestos llenos de sobras''.

''Nosotros no podemos hacer un milagro como hizo Jesús -continuó Francisco- sin embargo podemos hacer algo, frente a la emergencia del hambre, algo humilde y que tiene también la fuerza de un milagro. En primer lugar podemos educarnos a la humanidad, a reconocer la humanidad presente en cada persona, necesitada de todo. Quizás pensaba en esto Danilo Fossati, el empresario del sector alimentario cuando confío a Don Giussani su malestar ante la destrucción de productos todavía comestibles viendo que en Italia tantas personas pasaban hambre''.

El Obispo de Roma recordó que la Fundación hunde sus raíces en el corazón de aquellos dos hombres que no fueron indiferentes al grito de los pobres y ''entendieron que algo tenía que cambiar en la mentalidad de las personas, que había que derribar los muros del individualismo y del egoísmo ...Jesús mismo nos invita a dar lugar en nuestro corazón a la urgencia de ''dar de comer a los hambrientos y la Iglesia ha hecho de ella una de las obras de misericordia corporal''.


Por último, refiriéndose a que los voluntarios del Banco Alimentario encuentran cada día cientos de personas, les invitó a no olvidarse de que eran ''personas y no números, cada uno con su fardo de dolor, con el que a veces parece imposible cargar. Si lo tenéis siempre presente, sábreis mirarles cara a cara, darles la mano, vislumbrar en ellos la carne de Cristo y ayudarles también a reconquistar su dignidad y ponerse de pie. Os animo -concluyó- a ser hermanos y amigos de los pobres; a que sientan que son importantes a los ojos de Dios''.

Misa para el Cuerpo de la Gendarmería Vaticana


Ciudad del Vaticano, 3 de octubre de 2015 (Vis).-Con motivo de la festividad de san Miguel Arcángel, patrono del Cuerpo de la Gendarmería del Estado de la Ciudad del Vaticano, el Papa Francisco ha celebrado esta mañana la santa misa en la capilla de la Gobernación a la que han asistido los miembros de ese Cuerpo.

El Santo Padre recordó en la homilía la lucha de san Miguel contra Satanás, afirmando que ''hay una guerra entre el bien y el mal, donde hay que elegir que queremos si el uno o el otro. Pero ... los métodos de guerra de estos enemigos son totalmente opuestos...En la oración inicial... pedimos la gracia de que el arcángel san Miguel nos defienda contra las 'insidias' del demonio. Y este es uno de los métodos del demonio, sembrar insidia''.

Después explicó ''los tres grados del método de la serpiente antigua, del demonio. El primero tener cosas, en este caso el pan, las riquezas que te llevan lentamente a la corrupción y esta historia de la corrupción no es una fábula, existe en todos los lugares. Hay tanta gente que vende el alma por dos monedas, vende la felicidad, la vida, todo. Es el primer grado, dinero, riqueza. Después, cuando tienes dinero, te sientes importante. El segundo grado es la vanidad. Lo que decía el diablo a Jesús: ''Subamos a la terraza del templo. ¡Tiráte!, ¡Haz un gran espectáculo”. Vivir por la vanidad. El tercer grado es el poder, el orgullo, la soberbia: ''Te doy todo el poder del mundo, tu serás el que manda''.

''Esto nos pasa también a nosotros en las pequeñas cosas- afirmó- Demasiado apegados a la riqueza; nos gusta cuando nos alaban, hacemos como el pavo real. Y tanta gente se vuelve ridícula. La vanidad te hace ridículo. O, al final, cuando tienes poder, te sientes Dios, y este es el gran pecado''.


''Vosotros desempeñáis un trabajo difícil, donde siempre hay contrastes y tenéis que poner las cosas en su sitio para evitar muchas veces delitos o reatos. Rezad mucho para que el Señor por la intercesión de san Miguel arcángelo os defienda de toda tentación de corrupción por el dinero, por las riquezas, la vanidad o la soberbia. Y cuánto más humilde, como Jesús, cuanto más humilde sea vuestro servicio, más fecundo y más útil será para todos nosotros''. ''Que el Señor nos ayude en esta lucha de todos los días -finalizó- pero no por nosotros, es una lucha para el servicio, porque sois personas de servicio: de servicio a la sociedad, a los demás, de servicio para que crezca la bondad en el mundo''.

Declaración del Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede


Ciudad del Vaticano, 3 de octubre de 2015 (Vis).- ''Acerca de las declaraciones y entrevistas concedidas por Mons. Krzystof Charamsa cabe señalar que - a pesar del respeto que merecen los hechos y circunstancias personales y las reflexiones sobre ellos - la elección de declarar algo tan clamoroso en la víspera de la apertura de Sínodo resulta muy grave y no responsable, ya que apunta a someter a la Asamblea sinodal a una presión mediática injustificada. Ciertamente, Mons. Charamsa no podrá seguir desempeñando las tareas precedentes en la Congregación para la Doctrina de la Fe y las universidades pontificias, mientras que los otros aspectos de su situación competen a su Ordinario diocesano''.

Audiencias


Ciudad del Vaticano, 3 de octubre de 2015 (Vis).-El Santo Padre ha recibido en audiencia:

-Cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los Obispos


-Arzobispo Claudio Gugerotti, nuncio apostólico en Bielorrusia

Actos Pontificios


Ciudad del Vaticano, 5 octubre 2015 (VIS).- El Santo Padre ha nombrado:

-Monseñor Salvatore Ligorio, hasta ahora arzobispo de Matera-Irsina (Italia), como arzobispo Metropolitano de Potenza-Muro Lucano-Marsico Nuovo (superficie: 1.634; población: 154.600; católicos: 152.600; sacerdotes: 113; religiosos: 124; diáconos permanentes: 23) en Italia. Sucede al arzobispo Agostino Superbo, cuya renuncia al gobierno pastoral de la diócesis fue aceptada por límite de edad.

-Monseñor Andrea Migliavacca obispo de San Miniato (superficie: 691; población: 176.794; católicos: 161.000; sacerdotes: 79; religiosos: 122; diáconos permanentes: 10) en Italia. El obispo electo nació en Pavia en 1967 y fue ordenado sacerdote en 1992. Es licenciado en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad Gregoriana. Durante su ministerio pastoral ha sido, entre otros, notario del Tribunal Eclesiástico Diocesano, vicario judicial, secretario del sínodo diocesano, administrador parroquial, rector de seminario diocesano, encargado para las vocaciones y canónico del capítulo de la catedral.


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