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El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

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martes, 16 de octubre de 2012

CAMPANAS DE EUROPA; RAZONES DE LA ESPERANZA DEL PAPA

Ciudad del Vaticano, 16 octubre 2012 (VIS).- Ayer por la tarde, después de la sesión del Sínodo, se presentó a varios padres sinodales la película "Bells of Europe- Campanas de Europa" sobre la relación entre el cristianismo, la cultura europea y el futuro del continente. La película presenta una serie de entrevistas con las principales personalidades de la religión cristiana: el Papa Benedicto XVI, el Patriarca ecuménico Bartolomé I, el Patriarca Kirill de Moscú, el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, el ex presidente de la Federación de Iglesias Evangélicas en Alemania, Huber y otras personalidades de la política y la cultura.

El hilo conductor es el toque de las campanas de los diferentes rincones del continente y la fusión de una única campana en la antigua fundición de Agnone. La banda sonora es del compositor estonio Arvo Pärt, que es también entrevistado.

La realización ha corrido a cargo del Centro Televisivo Vaticano, basándose en la idea del Padre Germán Marani, con el apoyo de otras instituciones, como la Fundación Gregoriana. El filme está ya a disposición de RAI Cinema, que posee los derechos de la emisión de televisión y de home vídeo.

Sigue el texto de la entrevista al Papa Benedicto XVI

P. - “Santidad, en sus encíclicas propone una antropología fuerte, un hombre habitado por el amor de Dios, un hombre de racionalidad ampliada por la fe, un hombre que tiene una responsabilidad social gracias a la dinámica de caridad recibida y dada en la verdad. Santidad, en este horizonte antropológico en que el mensaje evangélico exalta todos los elementos dignos de la persona humana, purificando las escorias que oscurecen el verdadero rostro del hombre creado a imagen y semejanza de Dios, Usted ha reafirmado en repetidas ocasiones que este redescubrimiento de rostro humano, de los valores evangélicos, de las raíces profundas de Europa es una fuente de gran esperanza para el continente europeo, y no sólo ... ¿Puede explicar las razones de su esperanza?”

R. -”La primera razón de mi esperanza consiste en que el deseo de Dios, la búsqueda de Dios está profundamente grabada en cada alma humana y no puede desaparecer. Ciertamente, durante algún tiempo, Dios puede olvidarse o dejarse de lado, se pueden hacer otras cosas, pero Dios nunca desaparece. Simplemente, es cierto, como dice San Agustín, que nosotros, los hombres, estamos inquietos hasta que encontramos a Dios Esta preocupación también existe en la actualidad. Es la esperanza de que el hombre, siempre de nuevo, también hoy, se encamine hacia este Dios.

La segunda razón de mi esperanza consiste en el hecho de que el Evangelio de Jesucristo, la fe en Cristo, es simplemente verdad. Y la verdad no envejece. También se puede olvidar durante algún tiempo, es posible encontrar otras cosas, se puede dejar de lado; pero la verdad como tal no desaparece. Las ideologías tienen un tiempo determinado. Parecen fuertes, irresistibles, pero después de un determinado período se consumen; pierden su fuerza porque carecen de una verdad profunda. Son partículas de verdad, pero al final se consumen. En cambio, el evangelio es verdadero, y por lo tanto nunca se consume. En todos los períodos de la historia aparecen sus nuevas dimensiones, aparece en toda su novedad, para responder a las necesidades del corazón y de la razón humana que puede caminar en esta verdad y encontrarse en ella. Y así, por esta razón, estoy convencido de que también hay una nueva primavera del cristianismo.

Un tercer motivo empírico lo vemos en que esta inquietud se manifiesta en la juventud de hoy. Los jóvenes han visto tantas cosas - las ofertas de las ideologías y del consumismo- pero perciben el vacío de todo esto, su insuficiencia. El hombre ha sido creado para el infinito. Todo lo finito es demasiado poco. Y por eso vemos cómo, en las generaciones más jóvenes, esta inquietud se despierta de nuevo y cómo se ponen en camino; así hay nuevos descubrimientos de la belleza del cristianismo; un cristianismo que no es barato, ni reducido, sino radical y profundo . Por lo tanto, me parece que la antropología, como tal, nos indica que siempre habrá nuevos despertares del cristianismo y los hechos lo confirman con una palabra: cimiento profundo. Es el cristianismo. Es verdadero, y la verdad siempre tiene un futuro”.

P.- “Santidad, Ud. ha dicho muchas veces que Europa ha tenido y tiene todavía una influencia cultural sobre toda la humanidad y tiene que sentirse especialmente responsable, no sólo del propio futuro, sino también del de todo el género humano. Mirando hacia adelante, ¿es posible trazar los límites del testimonio visible de los católicos y de los cristianos pertenecientes a las Iglesias ortodoxas y protestantes, en Europa del Atlántico a los Urales que, viviendo los valores evangélicos en los que creen, contribuyan a la construcción de una Europa más fiel a Cristo, más acogedora, solidaria, no sólo custodiando la herencia cultural y espiritual que los caracteriza, sino también en el compromiso de buscar nuevas vías para afrontar los grandes desafíos comunes que marcan la época post-moderna y multicultural?”.

R.- “Se trata de la gran cuestión. Es evidente que Europa tiene también hoy en el mundo un gran peso tanto económico como cultural e intelectual. Y, de acuerdo con este peso, tiene una gran responsabilidad. Pero como Ud. ha dicho, Europa tiene que encontrar todavía su plena identidad para poder hablar y actuar según su responsabilidad. El problema hoy no son ya, en mi opinión, las diferencias nacionales. Se trata de diversidades que, gracias a Dios, ya no constituyen divisiones. Las naciones permanecen, y en sus diversidades culturales, humanas, temperamentales, son una riqueza que se completa y da lugar a una gran sinfonía de culturas. Son, fundamentalmente, una cultura común. El problema de Europa para encontrar su identidad creo que consiste en el hecho de que hoy, en Europa tenemos dos almas: una de ellas es una razón abstracta, anti histórica, que pretende dominar todo porque se siente por encima de todas las culturas. Una razón que al fin llega a sí misma, que pretende emanciparse de todas las tradiciones y valores culturales en favor de una racionalidad abstracta. La primera sentencia de Estrasburgo sobre el Crucifijo era un ejemplo de esta razón abstracta que quiere emanciparse de todas las tradiciones, de la misma historia. Pero así no se puede vivir. Además, también la "razón pura" está condicionada por una determinada situación histórica, y solo en este sentido puede existir. La otra alma es la que podemos llamar cristiana, que se abre a todo lo que es razonable, que ha creado ella misma la audacia de la razón y la libertad de una razón crítica, pero sigue anclada a las raíces que han dado origen a esta Europa, que la han construido sobre los grandes valores, las grandes intuiciones, la visión de la fe cristiana. Como Ud. decía, sobre todo en el diálogo ecuménico entre Iglesia católica, ortodoxa, protestante, este alma tiene que encontrar una común expresión y después tiene que confrontarse con esa razón abstracta, es decir, aceptar y conservar la libertad crítica de la razón con respecto a todo lo que puede hacer y ha hecho, pero practicarla, concretarla en el fundamento, en la cohesión con los grandes valores que nos ha dado el cristianismo. Sólo en esta síntesis Europa puede tener peso en el diálogo intercultural de la humanidad de hoy y de mañana, porque una razón que se ha emancipado de todas las culturas no puede entrar en un diálogo intercultural. Sólo una razón que tiene una identidad histórica y moral puede también hablar con los demás, buscar una interculturalidad en la que todos pueden entrar y encontrar una unidad fundamental de los valores que pueden abrir las vías al futuro, a un nuevo humanismo, que tiene que ser nuestro objetivo. Y para nosotros este humanismo crece precisamente a partir de la gran idea del hombre a imagen y semejanza de Dios”.

LA IGLESIA CATOLICA APOYA EL MODELO DE LAS COOPERATIVAS AGRICOLAS

Ciudad del Vaticano, 16 octubre 2012 (VIS).-Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, que se celebra todos los años el 16 de octubre, fecha de fundación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Santo Padre ha escrito un mensaje al director de ese organismo José Graziano de Silva.

Este año el Día Mundial de la Alimentación -observa el Papa- se celebra mientras los efectos de la crisis económica afectan cada vez más las necesidades básicas, como el derecho fundamental de toda persona a una alimentación sana y adecuada, empeorando especialmente la situación de los que viven en condiciones de pobreza y subdesarrollo. Se trata de un contexto similar al que inspiró la creación de la FAO, y que llama a las instituciones nacionales e internacionales al compromiso de liberar a la humanidad del hambre mediante el desarrollo agrícola y el crecimiento de las comunidades rurales. En la desnutrición, de hecho, juegan un papel clave el desentendimiento gradual y la competitividad excesiva que amenazan con hacer olvidar que las soluciones comunes y compartidas pueden ofrecer respuestas adecuadas a las expectativas de los individuos y los pueblos”.

De ahí la satisfacción que expresa el pontífice por la decisión de dedicar este día a reflexionar sobre el tema "Las cooperativas agrícolas alimentan al mundo." “No se trata -escribe- sólo de dar apoyo a las cooperativas como expresión de una forma diferente de organización económica y social, sino de considerarlas un verdadero instrumento de acción internacional. La experiencia adquirida en muchos países, muestra, de hecho, que las cooperativas, además de impulsar el trabajo agrícola, son una forma que permite a los agricultores y a la población rural intervenir en las decisiones y un instrumento eficaz para lograr el desarrollo integral del cual la persona es fundamento y fin”.
La Iglesia Católica, como es sabido, también considera el trabajo y la empresa cooperativa como una forma de vivir una experiencia de unidad y de solidaridad que puede hacer superar las diferencias, e incluso los conflictos sociales, entre las personas y entre los diferentes grupos. Por eso, con su enseñanza y con su acción, ha apoyado siempre el modelo de las cooperativas ,ya que está convencida de que su actividad no se limita puramente a la dimensión económica, sino que contribuye al crecimiento humano, social, cultural y moral de cuantos forman parte de ellas y de la comunidad a la que pertenecen”.

Benedicto XVI recuerda que cuando se observan las situaciones en que los conflictos o desastres naturales limitan el trabajo agrícola, hay que tener siempre en consideración especial, “el papel insustituible de la mujer llamada, a menudo, a dirigir las actividades de las cooperativas, a mantener los lazos familiares y a preservar aquellos inapreciables conocimientos y habilidades propias del mundo rural”.
Es indispensable -concluye- que los poderes públicos que operan a nivel nacional e internacional pongan a punto los instrumentos legislativos y financieros necesarios para que en las zonas rurales las cooperativas sean herramientas eficaces para la producción agrícola, la seguridad alimentaria, el cambio social y una amplia mejora de las condiciones de vida. En este nuevo contexto, es deseable que las nuevas generaciones puedan mirar con renovada confianza a su futuro, manteniendo los lazos con el trabajo del campo, el mundo rural y sus valores tradicionales”.

MENSAJE DE LA COMISION TEOLOGICA INTERNACIONAL EN EL AÑO DE LA FE

Ciudad del Vaticano, 16 octubre 2012 (VIS).-La Comisión Teológica Internacional, con motivo del Año de la Fe, ha escrito un mensaje del que reproducimos amplios extractos.

Como comunidad de fe, (,,,) la Comisión Teológica Internacional, en su conjunto, quiere manifestar su atención especial al mensaje de conversión de este Año de la fe, renovando y profundizando su compromiso al servicio de la Iglesia. Por eso, el próximo 6 de diciembre con ocasión de su sesión plenaria anual y bajo la guía de su presidente, el arzobispo Gerhard Ludwig Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, irá en peregrinación a la basílica romana de Santa María Mayor a fin de encomendar su trabajo y el de todos los teólogos católicos, a la Virgen fiel, proclamada “bienaventurada porque ha creído”.

Durante este Año de la fe, la Comisión Teológica Internacional se ha comprometido”in medio Ecclesiae” a aportar su contribución específica a la nueva evangelización promovida por la Santa Sede. Esto significa discernir el misterio revelado con todos los recursos de la razón iluminada por la fe, en beneficio de todos los creyentes, favoreciendo también su recepción en la cultura actual”.

Como recientemente afirmaba el documento de la Comisión Teológica Internacional titulado: “La teología hoy: perspectivas, principios y criterios”, toda la teología deriva de la fe y se ejerce en dependencia constante de la fe, que es vivida en el pueblo de Dios guiado por sus pastores. De hecho, sólo la fe permite al teólogo acceder realmente a su objeto: es decir, la verdad de Dios que ilumina la totalidad de lo real con la luz de un nuevo día - “sub ratione Dei”.

Por lo tanto, el teólogo trabaja para “inculturar” en la inteligencia humana, bajo las formas de una auténtica ciencia, los contenidos inteligibles de la "fe que ha sido transmitida a los creyentes de una vez por todas”. Pero dirige una atención especial al acto mismo de creer (...) En efecto, existe una unidad profunda entre el acto por el que creemos y el contenido al que damos nuestro asentimiento (...) A partir de este acto de fe, el teólogo elabora la consonancia antropológica de alto perfil - la "conveniencia"(...); se interroga, así, sobre el modo en que la gracia procedente de Dios suscita, en el corazón mismo de la libertad humana, el "sí" de la fe, y muestra cómo la fe es "el cimiento del edificio espiritual” (...), en el sentido de que da forma a todas las dimensiones de la vida cristiana, personal, familiar y comunitaria”.

El trabajo del teólogo no solamente está enraizado en la fe viva del pueblo cristiano, atento a lo que "el Espíritu dice a las iglesias", sino que está finalizado, por entero, al crecimiento de la fe en el pueblo de Dios y a la misión evangelizadora de la Iglesia (...) El teólogo, por tanto, en colaboración responsable con el Magisterio, abraza el servicio de la fe del Pueblo de Dios como su propia vocación”.

Al mismo tiempo, el teólogo es servidor de la alegría cristiana, que es "la alegría de la verdad” .(...)En este sentido, se puede decir con verdad que la fe - y la misma teología como “scientia fidei” y sabiduría - da, a todos los enamorados de la belleza espiritual, el gusto anticipado de la vida eterna”.

PUNTUALIZACIÓN SECRETARÍA DE ESTADO SOBRE LAS ÓRDENES ECUESTRES

Ciudad del Vaticano, 16 octubre 2012 (VIS).-La Secretaría de Estado, en respuesta a las frecuentes peticiones de información sobre la posición de la Santa Sede ante las Órdenes de Caballería dedicadas a Santos o con títulos sagrados, considera oportuno reiterar lo que ya fue publicado anteriormente.

Además de las propias Órdenes de Caballería (Suprema Orden de Cristo, Orden de la Espuela de Oro, Orden Piana, Orden de San Gregorio Magno y Orden de San Silvestre Papa), la Santa Sede reconoce y tutela solamente a la Soberana Orden Militar de Malta -también conocida como Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta- y a la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, y no tiene intención de hacer innovaciones en este sentido.

Todas las otras Órdenes -sean de nueva institución o derivadas de las medievales- no son reconocidas por la Santa Sede, no pudiendo la misma hacerse garante de su legitimidad histórica y jurídica, de sus finalidades y de sus sistemas organizativos.

Para evitar equívocos desgraciadamente posibles, también a causa de la expedición ilícita de documentos y del uso indebido de lugares sagrados, y para impedir que se sucedan abusos que después resultan dañinos para muchas personas de buena fe, la Santa Sede confirma que no atribuye ningún valor a los diplomas de caballería y a las correspondientes insignias que sean expedidas por asociaciones no reconocidas, y no considera apropiado el uso de las iglesias y capillas para las llamadas "ceremonias de investidura".
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