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El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

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viernes, 18 de julio de 2008

SABADO Y DOMINGO: SERVICIOS ESPECIALES SOBRE LA JMJ

CIUDAD DEL VATICANO, 18 JUL 2008 (VIS).-El sábado y domingo, 19 y 20 de julio, el Vatican Information Service ofrecerá a sus lectores dos servicios extraordinarios sobre la vigilia y la misa presididas por el Papa en Sydney con motivo de la XXIII Jornada Mundial de la Juventud.
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JESUS AMA A LOS QUE SE EQUIVOCAN

CIUDAD DEL VATICANO, 18 JUL 2008 (VIS).-Benedicto XVI guió a las 15,00 (hora local) desde la plaza de la catedral de Santa María en Sydney la primera estación del tradicional Via Crucis celebrado por los jóvenes durante las Jornadas Mundiales de la Juventud.  Finalizada la oración el Papa bajó a la cripta de la catedral para seguir  por televisión el recorrido de las diversas estaciones por las calles de Sydney, donde se habían colocado también pantallas gigantes para transmitir el acontecimiento.

  Una vez acabado el Via Crucis el Papa se desplazó en papamóvil a la Universidad de  Notre Dame, fundada en 1989 por voluntad del Parlamento de Australia Occidental y que comenzó su actividad académica en 1992. Las diversas facultades del prestigioso ateneo se encuadran en un contexto de pastoral católica interesada en los valores éticos y humanistas. 

  El Santo Padre fue acogido a su llegada por el canciller de la Universidad, que lo acompañó a la capilla dedicada al Sagrado Corazón, donde tuvo lugar un encuentro con jóvenes drogadictos y con problemas, que siguen el programa de recuperación "Alive".
 
  El nombre de ese programa, que en castellano significa Vivo, fue el hilo conductor del discurso del Papa, que recordó las palabras de Moisés en el Antiguo Testamento: "He puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida para que tú y tu descendencia viváis amando a Dios, (...) porque él es tu vida".

  "Estaba claro que (el Pueblo de Dios n.d.r) debía alejarse de los otros dioses, adorar al Dios verdadero y (...) seguir sus mandamientos -explicó Benedicto XVI-. Pensaréis que en el mundo de hoy es improbable que la gente adore otros dioses. Pero a veces lo hacen sin darse cuenta. Los falsos "dioses" (...) están casi siempre ligados a la adoración de tres realidades: los bienes materiales, el amor posesivo y el poder".

  "Los bienes materiales, de por sí, son buenos. No sobreviviríamos sin dinero, ropa y casas. (...) Pero (...) si nos negamos a compartir lo que tenemos con los hambrientos y los pobres, transformamos esos bienes en una falsa deidad. ¡Cuántas voces en nuestra sociedad materialista nos dicen que la felicidad consiste en acaparar el mayor número posible de bienes y objetos de lujo! Pero así los bienes se transforman en deidades falsas. En vez de dar la vida, son portadores de muerte".

  "El amor auténtico es ciertamente bueno -continuó el Santo Padre-. Cuando amamos (...) somos plenamente humanos. Pero (...) a menudo se cree amar cuando en realidad se tiende a poseer o a manipular a la otra persona. (...) A veces los demás son tratados como objetos para satisfacer las propias necesidades (...) ¡Qué fácil es ser engañado por las tantas voces que en nuestra sociedad sostienen un enfoque permisivo de la sexualidad sin prestar atención a la modestia, al respeto propio y a los valores morales que confieren calidad a las relaciones humanas!".

  "El poder que nos ha dado Dios para plasmar el mundo es bueno. Utilizado de forma apropiada y responsable puede transformar la vida de las personas. (...) Pero qué fuerte es la tentación de aficionarse al poder, de dominar a los demás o explotar la naturaleza con fines egoístas".

  "El culto de los bienes materiales, del amor posesivo y del poder llevan con frecuencia a las personas a "comportarse como si fueran Dios", a intentar asumir el control total sin prestar ninguna atención a la sabiduría o a los mandamientos que Dios nos hizo conocer. Este es el camino que conduce a la muerte, mientras la adoración del único Dios verdadero significa reconocer en Él la fuente de toda bondad; (...) este es el camino para elegir la vida".

  Benedicto XVI se refirió después a la historia personal de muchos miembros de la comunidad de recuperación que en su día eligieron "un camino que, por mucho que al principio pareciese atractivo, conducía solamente a un estado aún más profundo de miseria y abandono" y elogió "el valor demostrado por elegir regresar al camino de la vida".

  "Veo en vosotros -dijo- embajadores de esperanza para cuantos se encuentran en situaciones parecidas. Podéis convencerles de la necesidad de elegir el camino de la vida y huir de la senda de la muerte. En todos los Evangelios Jesús ama especialmente a los que se han equivocado porque, cuando se daban cuenta de su error, se abrían más que los otros a su mensaje de salvación. (...) Los que deseaban reconstruir su vida eran los más dispuestos a escuchar a Jesús y a ser sus discípulos. Podéis seguir sus huellas; también vosotros podéis crecer especialmente cerca de Jesús precisamente porque habéis decidido volver a Él".
PV-AUSTRALIA/JOVENES INADAPTADOS /SYDNEY       VIS 20080718 (790)


INCULCAR EN LOS JOVENES LOS VALORES DE LAS RELIGIONES

CIUDAD DEL VATICANO, 18 JUL 2008 (VIS).-Después del encuentro ecuménico, el Papa se reunió con representantes de otras religiones en la Sala Capitular de la Catedral de Santa María.

  Después del saludo de un representante de la religión judía y de otro de la religión musulmana, el Santo Padre dijo que Australia "es una nación que tiene una gran consideración por la libertad de religión".

  "La colaboración armoniosa entre religión y vida pública -dijo- es muy importante en una época en la que algunos han llegado a pensar que la religión es causa de división más que una fuerza de unidad. En un mundo amenazado por formas de violencia siniestras e indiscriminadas, la voz unánime de los que tienen un espíritu religioso estimula a las naciones y a las comunidades a resolver los conflictos con instrumentos pacíficos, respetando plenamente la dignidad humana".

  El sentido religioso, continuó, "nos guía al encuentro de las necesidades de los demás y a buscar vías concretas para contribuir al bien común. Las religiones juegan un papel particular en este contexto, en cuanto que enseñan a la gente que el auténtico servicio exige sacrificio y autodisciplina, que a su vez se deben cultivar por medio de la abnegación, la templanza y el uso moderado de los bienes naturales".

  "Estos valores -estoy seguro que estaréis de acuerdo, subrayó Benedicto XVI- son especialmente importantes para una formación adecuada de los jóvenes, que tan a menudo se sienten tentados de considerar la vida misma como un producto de consumo".

  Tras poner de relieve que "las religiones del mundo dirigen una constante atención a las maravillas de la existencia humana", el Santo Padre aseguró que "los hombres y mujeres están dotados no solo de la capacidad para imaginar en qué modo podrían ser mejores las cosas, sino también de dedicar sus energías para hacerlas mejores". Por otra parte, añadió, "la religión, al recordarnos las limitaciones y la debilidad del ser humano, nos impulsa a no poner nuestras esperanzas últimas en este mundo que pasa".

  Benedicto XVI subrayó que la Iglesia "se acerca al diálogo convencido de que la verdadera fuente de la libertad se encuentra en la persona de Jesús de Nazaret. Los cristianos creen que El nos revela plenamente las potencialidades humanas para la virtud y el bien; El nos libera del pecado y de las tinieblas. La universalidad de la experiencia humana, que trasciende todos los confines geográficos y todos los límites culturales, hace posible a los seguidores de las religiones comprometerse en el diálogo para afrontar el misterio de las alegrías y de los sufrimientos de la vida".

  "He venido a Australia -concluyó el Papa- como embajador de paz. (…) Nuestro esfuerzo por llegar a la reconciliación entre los pueblos brota y se dirige a aquella verdad que otorga a la vida una meta. La religión ofrece la paz, pero -lo que es más importante- suscita en el espíritu humano la sed de la verdad y el hambre de la virtud. ¡Animemos a todos, especialmente a los jóvenes, a admirar con estupor la belleza de la vida, a buscar su significado último y a esforzarnos por alcanzar su grandeza!".

  Después del encuentro, el Santo Padre regresó a la Cathedral House, donde almorzó con el cardenal George Pell y con doce jóvenes de distintos países: un chico y una chica de cada continente, además de un chico y una chica de nacionalidad australiana.
PV-AUSTRALIA/ENCUENTRO INTERRELIGIOSO/SYDNEY      VIS 20080718 (580)


CAMINO ECUMENISMO LLEVA A CELEBRACION COMUN EUCARISTIA

CIUDAD DEL VATICANO, 18 JUL 2008 (VIS).-Esta mañana, después de celebrar la Santa Misa en la capilla de la Cathedral House, el Santo Padre recibió en audiencias privadas al gobernador de New South Wales, Marie Bashir, al premier del mismo departamento, Morris Iemma y a la alcaldesa de Sydney, Clover Moore, con sus respectivas familias.

  Poco antes de las 10,30 Benedicto XVI se trasladó a la cripta de la Catedral de Santa María donde presidió un encuentro ecuménico con 40 representantes de otras Iglesias y Confesiones cristianas y miembros del New South Wales Ecumenical Council. Después de recibir el saludo del arzobispo de Sydney, cardenal George Pell y del obispo anglicano de Sydney, Robert Forsyth, el Papa pronunció un discurso.

  "Australia es un país que se caracteriza por la gran diversidad étnica y religiosa -dijo- y una nación que reconoce la importancia de la libertad religiosa. Éste es un derecho fundamental que (...) consiente a los ciudadanos comportarse según valores enraizados en sus convicciones más profundas, contribuyendo así al bienestar de toda la sociedad".

  Benedicto XVI se refirió al bimilenario del nacimiento de San Pablo que la Iglesia celebra este año y recordó que el apóstol de las gentes afirmaba que por el Bautismo somos miembros del Cuerpo de Cristo. "Este sacramento -explicó-, que es la puerta de entrada en la Iglesia y el "vínculo de la unidad", es (...) el punto de partida de todo el movimiento ecuménico. Sin embargo, no es el destino final. El camino del Ecumenismo apunta, definitivamente, a una celebración común de la Eucaristía que Cristo confió a sus apóstoles, como el sacramento por excelencia de la unidad de la Iglesia".

  Por ese motivo, "un diálogo sincero que concierna el lugar de la Eucaristía, estimulado por un estudio renovado y atento de las Escrituras, de los textos patrísticos y de los documentos de dos mil años de historia cristiana, redundará indudablemente en beneficio del progreso del movimiento ecuménico y de la unificación de nuestro testimonio ante el mundo".

  El Santo Padre observó que el movimiento ecuménico se encontraba "en un punto crítico" y que para progresar era necesario "pedir a Dios que renueve nuestras mentes con la gracia del Espíritu Santo, que habla a través de las Escrituras y nos guía a la verdad completa" y "estar en guardia ante cualquier tentación de considerar la doctrina como fuente de división y por tanto como impedimento de la tarea urgente e inmediata de mejorar el mundo en que vivimos".

  "Cuanto más asiduamente intentemos alcanzar una comprensión común de los divinos misterios -subrayó- tanto más nuestras obras de caridad hablarán de la inmensa bondad de Dios y de su amor por todos. (...) El diálogo ecuménico avanza no solo mediante el intercambio de ideas, sino con la división de los dones que nos enriquecen mutuamente. El fin de la "idea" es alcanzar la verdad; un "don" expresa el amor. Ambos son esenciales para el diálogo. Abriéndonos a aceptar los dones espirituales de otros cristianos estimulamos la capacidad para percibir la luz de la verdad que procede del Espíritu Santo".

  "San Pablo enseña que por la "koinonia" de la Iglesia tenemos la facultad de defender la verdad del Evangelio y los medios para defenderla porque la Iglesia está edificada "sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas" y tiene a Jesús como piedra angular".

  "Cada elemento de la estructura de la Iglesia es importante, pero todos se tambalearían y derrumbarían sin la piedra angular que es Cristo. Como "ciudadanos" de esta "casa de Dios", los cristianos deben actuar juntos para que el edificio sea estable, de forma que otras personas se sientan atraídas a entrar y descubrir los abundantes tesoros de gracia que se encuentran dentro".

  "Cuando promovemos esos valores cristianos -finalizó- no debemos temer proclamar su fuente, dando un testimonio común de Jesucristo el Señor".

  Acabada la ceremonia Benedicto XVI se dirigió a la sala capitular de la catedral para encontrarse con 40 representantes de otras religiones.
PV-AUSTRALIA/ENCUENTRO ECUMENICO/SYDNEY       VIS 20080718 (670)


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