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El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

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sábado, 19 de abril de 2008

OTROS ACTOS PONTIFICIOS

CIUDAD DEL VATICANO, 19 ABR 2008 (VIS).-El Santo Padre:

-Nombró a don Edward Hiiboro Kussala obispo de Tombura-Yambio (superficie 81.321, población 671.000, católicos 316.590, sacerdotes 27, religiosos 32) en Sudán. El obispo electo nació en 1964 en Source Yubu (Sudán), fue ordenado sacerdote en 1994 y actualmente era profesor de Teología Moral en el Seminario de San Pablo, en Jartum (Sudán). Sucede al obispo Joseph Abangite Gasi, cuya renuncia al gobierno pastoral de la diócesis fue aceptada por límite de edad.

-Nombró al obispo Peter J. Kairo, hasta ahora de Nakuru (Kenia), arzobispo de Nyeri (superficie 7.823, población 178.000, católicos 71.400, sacerdotes 80, religiosos 287) en Kenia.

-Nombró a monseñor Hubert Berenbrinker obispo auxiliar de Paderborn (superficie 14.754, población 4.900.000, católicos 1.694.853, sacerdotes 1.171, religiosos 2.093, diáconos permanentes 158) en Alemania. El obispo electo nació en 1950 en Verl (Alemania), fue ordenado sacerdote 1977 y actualmente era canónigo del Capítulo  Metropolitano de Paderborn.
NER:NEA/.../KUSSALA:KAIRO:BERENBRINKER        VIS 20080419 (200)


PROGRAMA DEL VIAJE PARA EL SABADO Y EL DOMINGO

CIUDAD DEL VATICANO, 19 ABR 2008 (VIS).-Hoy, tercer aniversario de su elección, Benedicto XVI celebra la Santa Misa a las 9,15 (15,15 de Roma) para sacerdotes, religiosos y religiosas, en la Catedral de San Patricio de Nueva York.

  A las 16,00, el Santo Padre se traslada al Seminario de San José, donde saludará brevemente a un grupo de jóvenes discapacitados. Posteriormente, en el campo deportivo que se encuentra detrás del seminario, tendrá un encuentro con jóvenes y seminaristas.

  Terminado el encuentro, el Papa regresará a la residencia en la que se aloja estos días, para cenar con el personal de la misión permanente de la Santa Sede ante la ONU.
 
  Mañana, domingo 20 de abril, último día de su viaje apostólico a Estados Unidos, el Papa visitará a las 9,30 Ground Zero, el lugar en el que se encontraban las dos torres gemelas, que el 11 de septiembre de 2001 fueron destruidas por dos aviones, causando 2.896 víctimas.

  A las 14,30, el Santo Padre celebrará misa en el Yankee Stadium de Nueva York, con capacidad para 60.000 personas. Desde 1923 es el estadio del equipo de béisbol de la ciudad, famoso por haber vencido el mayor número de campeonatos del mundo.

  Benedicto XVI se trasladará a las 19,30 al aeropuerto internacional John Fitzgerald Kennedy, donde a las 20,00 tendrá lugar la ceremonia de despedida.

  El avión papal está previsto que despegue a las 20,30 (2,30 de Roma) y tras ocho horas de vuelo, aterrizará en el aeropuerto romano de Ciampino a las 10,45.
PV-EE.UU./PROGRAMA SABADO:DOMINGO/NUEVA YORK    VIS 20080419 (270)


UN TESTIMONIO CLARO DE LAS RAZONES DE NUESTRA ESPERANZA

CIUDAD DEL VATICANO, 18 ABR 2008 (VIS).-A las 18,00, el Santo Padre participó en un encuentro ecuménico en la Iglesia de San José, en Nueva York. Asistieron al acto 250 representantes de 10 confesiones cristianas.

  Al comienzo de su discurso, el Santo Padre manifestó su aprecio por "la obra inestimable de todos los que están comprometidos en el ecumenismo" en Estados Unidos: el National Council of Churches, el Christian Churches Together, el Catholic Bishops's Secretariat for Ecumenical and Interreligious Affairs, y otros muchos. "La aportación ofrecida al movimiento ecuménico por los cristianos de los Estados Unidos -dijo- es notoria en todo el mundo".

  Como consecuencia de la globalización, existe "un sentido creciente de interrelación e interdependencia entre los pueblos, incluso cuando, hablando en términos geográficos y culturales, están distantes unos de otros. (...) Por otra parte, no se puede negar que los rápidos cambios que suceden en el mundo presentan también algunos signos desagradables de fragmentación y de repliegue en el individualismo".

  El Papa manifestó su preocupación por "la difusión de la ideología secularista, que socava e incluso rechaza la verdad trascendente. La misma posibilidad de una revelación divina, y por tanto de la fe cristiana, se ha puesto a menudo en discusión por tendencias de pensamiento muy difundidas en los ambientes universitarios, en los medios de comunicación y en la opinión pública. Por estas razones, es más necesario que nunca un testimonio fiel del Evangelio. Se pide a los cristianos que den razón de su esperanza con claridad".

  "Con mucha frecuencia los no cristianos, al ver la fragmentación de las comunidades cristianas, se quedan, con razón,  confundidos sobre el mensaje mismo del Evangelio. A veces las creencias y comportamientos cristianos fundamentales son modificados dentro de las comunidades por las llamadas "acciones proféticas", basadas en una hermenéutica no siempre en consonancia con la Escritura y la Tradición. Como consecuencia, las comunidades renuncian a actuar como un cuerpo unido, y prefieren en cambio actuar según el principio de "las opciones locales".

  Benedicto XVI señaló que "frente a estas dificultades, en primer lugar, debemos recordar que la unidad de la Iglesia deriva de la perfecta unidad de la Trinidad". Refiriéndose a los apóstoles, recordó que "la eficacia última de su predicación (...) dependía de la acción del Espíritu, que confirmaba su testimonio autorizado".

  "La fuerza del kerigma -continuó- no ha perdido nada de su dinamismo interior. Sin embargo, debemos preguntarnos si no se ha atenuado toda su fuerza por un enfoque relativista de la doctrina cristiana similar al que encontramos en las ideologías secularizadas, que, al sostener que solamente la ciencia es "objetiva", relegan completamente la religión a la esfera subjetiva del sentimiento del individuo".

  El Santo Padre afirmó que aunque "los descubrimientos científicos y sus realizaciones a través del ingenio humano ofrecen a la humanidad sin duda nuevas posibilidades de mejora, esto no significa, sin embargo, que lo que "puede ser conocido" ha de limitarse a lo que es verificable empíricamente, ni que la religión esté confinada al reino cambiante de la "experiencia personal".

  "La aceptación de esta línea errónea de pensamiento llevaría a los cristianos a la conclusión de que en la exposición de la fe cristiana no es necesario subrayar la verdad objetiva, porque no hay más que seguir la propia conciencia y escoger la comunidad que mejor concuerde con los propios gustos personales. El resultado de esto se puede observar en la continua proliferación de comunidades, que con frecuencia evitan estructuras institucionales y minimizan la importancia del contenido doctrinal para la vida cristiana".

  El Papa aseguró a los representantes de las distintas confesiones cristianas que "solamente "manteniéndose firmes" en la enseñanza segura lograremos responder a los retos que nos asaltan en un mundo que cambia. Sólo así daremos un testimonio firme de la verdad del Evangelio y de su enseñanza moral. Éste es el mensaje que el mundo espera oír de nosotros".

  "Igual que los primeros cristianos, tenemos la responsabilidad de dar un testimonio transparente de las "razones de nuestra esperanza", de manera que los ojos de todos los hombres de buena voluntad se abran para ver que Dios ha manifestado su rostro y nos ha permitido acceder a su vida divina a través de Jesucristo. ¡Sólo Él es nuestra esperanza!".

  Benedicto XVI pidió al final que este encuentro "sea un ejemplo de la importancia de la oración en el movimiento ecuménico; pues, sin oración, las estructuras, las instituciones y los programas ecuménicos quedarían despojados de su corazón y de su alma".
PV-EE.UU./ENCUENTRO ECUMENICO/NUEVA YORK            VIS 20080419 (760)


COMUNIDAD JUDIA: CONSTRUID PUENTES DE AMISTAD

CIUDAD DEL VATICANO, 18 ABR 2008 (VIS).-A las 17,20 el Santo Padre visitó la sinagoga de Park East, construida en 1889, uno de los lugares históricos de Nueva York, cuyos miembros se dedican a diversas actividades educativas y de asistencia. El rabino es el austriaco Arthur Schneier, superviviente del Holocausto y presidente de la fundación "Appeal of Conscience", que invita a hacer de la Cruz, la Media Luna y la Estrella de David, símbolos de paz, tolerancia y respeto mutuo.

  A su llegada, el Santo Padre dijo que quería expresar a la comunidad judía de Nueva York su "respeto y estima", y afirmó que "era conmovedor pensar que Jesús, de pequeño, escuchó las palabras de la Sagrada Escritura y rezó en un lugar como éste".

  Después de agradecer al rabino Schneier sus palabras de bienvenida, Benedicto XVI afirmó que sabía muy bien que la comunidad judía "ha ofrecido una contribución muy válida a la vida de la ciudad", e invitó a todos sus miembros a "seguir construyendo puentes de amistad con todos los grupos étnicos y religiosos cercanos".

  Benedicto XVI renovó sus mejores deseos de Pessah a la comunidad y les aseguró su oración "mientras rememoráis -dijo- los signos y prodigios que Dios obró para liberar a su pueblo elegido".
PV-EE.UU./ENCUENTRO SINAGOGA/NEW YORK           VIS 20080419 (220)


EL PAPA SALUDA AL PERSONAL DE LAS NACIONES UNIDAS

CIUDAD DEL VATICANO, 18 ABR 2008 (VIS).-Finalizado el encuentro con  el presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el Papa saludó a los funcionarios y al personal de ese organismo y les dirigió unas breves palabras.

  Benedicto XVI comparó el pequeño espacio de la ONU y la grandeza de su misión con la reducida dimensión del Estado de la Ciudad del Vaticano y la universalidad de la tarea de la Iglesia. Este parangón se extendió a los artistas del siglo XVI que pintaron los mapas del Palacio Apostólico y a los autores de las obras de arte del Palacio de Cristal.

  "Aquí vemos -dijo el Papa- imágenes de los efectos de la guerra y de la pobreza, se nos recuerda el deber de comprometernos por un mundo mejor y experimentamos alegría por la genuina variedad y exuberancia de la cultura humana, como se pone de manifiesto en la amplia gama de pueblos y naciones reunidos bajo la protección de la Comunidad Internacional".

  Benedicto XVI manifestó su aprecio y el de toda la Iglesia a los trabajadores de la ONU y recordó "de manera especial a tantos civiles y custodios de la paz (...) que han sacrificado sus vidas sobre el terreno por el bien de los pueblos a los que sirven", así como a "la gran multitud de los que dedican su vida a trabajos no siempre suficientemente reconocidos, y realizados con frecuencia en condiciones difíciles".

  El personal de la ONU, observó, "forma un microcosmos del mundo entero, en el que cada uno ofrece una aportación indispensable desde el punto de vista de su propio patrimonio cultural y religioso. Los ideales que han inspirado a los fundadores de esta institución deben expresarse, aquí y en cada una de las misiones de la Organización, en el respeto y la aceptación recíproca, que son características de una familia próspera".
PV-EE.UU./SALUDOS:PERSONAL ONU/NUEVA YORK      VIS 20080419 (320)


LOS DERECHOS HUMANOS TIENEN CARACTER UNIVERSAL

CIUDAD DEL VATICANO, 18 ABR 2008 (VIS).-El Papa visitó esta mañana la sede de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York, donde fue acogido por el secretario general, Ban Ki-moon y el presidente de la asamblea general, Srgjan Kerim en la entrada de la sede.

  Benedicto XVI es el tercer pontífice que se dirige a la asamblea general de las Naciones Unidas. Pablo VI pronunció un discurso el 4 de octubre de 1965 y Juan Pablo II lo hizo en dos ocasiones: el 2 de octubre de 1979 y el 5 de octubre de 1995.

  Después de un coloquio privado con el secretario general, el Santo Padre se encontró con los representantes de los 192 Estados miembros en el aula de la asamblea general.

  Ofrecemos a continuación párrafos del discurso del Papa:

  "A través de las Naciones Unidas, los Estados han establecido objetivos universales que, aunque no coincidan con el bien común total de la familia humana, representan sin duda una parte fundamental de este mismo bien. Los principios fundacionales de la Organización -el deseo de la paz, la búsqueda de la justicia, el respeto de la dignidad de la persona, la cooperación y la asistencia humanitaria- expresan las justas aspiraciones del espíritu humano y constituyen los ideales que deberían estar subyacentes en las relaciones internacionales (...) Las Naciones Unidas encarnan la aspiración a "un grado superior de ordenamiento internacional" inspirado y gobernado por el principio de subsidiaridad y, por tanto, capaz de responder a las demandas de la familia humana mediante reglas internacionales vinculantes y estructuras capaces de armonizar el desarrollo cotidiano de la vida de los pueblos. Esto es más necesario aún en un tiempo en el que experimentamos la manifiesta paradoja de un consenso multilateral que sigue padeciendo una crisis a causa de su subordinación a las decisiones de unos pocos, mientras que los problemas del mundo exigen intervenciones conjuntas por parte de la comunidad internacional".

  "Ciertamente, cuestiones de seguridad, los objetivos del desarrollo, la reducción de las desigualdades locales y globales, la protección del entorno, de los recursos y del clima, requieren que todos los responsables internacionales actúen conjuntamente y demuestren una disponibilidad para actuar de buena fe, respetando la ley y promoviendo la solidaridad con las regiones más débiles del planeta. Pienso particularmente en aquellos Países de África y de otras partes del mundo que permanecen al margen de un auténtico desarrollo integral, y corren por tanto el riesgo de experimentar sólo los efectos negativos de la globalización. En el contexto de las relaciones internacionales, es necesario reconocer el papel superior que desempeñan las reglas y las estructuras intrínsecamente ordenadas a promover el bien común y, por tanto, a defender la libertad humana. Dichas reglas no limitan la libertad. Por el contrario, la promueven cuando prohíben comportamientos y actos que van contra el bien común, obstaculizan su realización efectiva y, por tanto, comprometen la dignidad de toda persona humana".

  "Aquí, nuestro pensamiento se dirige al modo en que a veces se han aplicado los resultados de los descubrimientos de la investigación científica y tecnológica. No obstante los enormes beneficios que la humanidad puede recabar de ellos, algunos aspectos de dicha aplicación representan una clara violación del orden de la creación, hasta el punto en que no solamente se contradice el carácter sagrado de la vida, sino que la persona humana misma y la familia se ven despojadas de su identidad natural. Del mismo modo, la acción internacional dirigida a preservar el entorno y a proteger las diversas formas de vida sobre la tierra no ha de garantizar solamente un empleo racional de la tecnología y de la ciencia, sino que debe redescubrir también la auténtica imagen de la creación. Esto nunca requiere optar entre ciencia y ética: se trata más bien de adoptar un método científico que respete realmente los imperativos éticos".
 
  "El reconocimiento de la unidad de la familia humana y la atención a la dignidad innata de cada hombre y mujer adquiere hoy un nuevo énfasis con el principio de la responsabilidad de proteger (...) Todo Estado tiene el deber primario de proteger a la propia población de violaciones graves y continuas de los derechos humanos, como también de las consecuencias de las crisis humanitarias, ya sean provocadas por la naturaleza o por el hombre. Si los Estados no son capaces de garantizar esta protección, la comunidad internacional ha de intervenir con los medios jurídicos previstos por la Carta de las Naciones Unidas y por otros instrumentos internacionales. La acción de la comunidad internacional y de sus instituciones, dando por sentado el respeto de los principios que están a la base del orden internacional, no tiene por qué ser interpretada nunca como una imposición injustificada y una limitación de soberanía".

  "El principio de la "responsabilidad de proteger" fue considerado por el antiguo "ius gentium" como el fundamento de toda actuación de los gobernadores hacia los gobernados. (...) Hoy como entonces, este principio ha de hacer referencia a la idea de la persona como imagen del Creador, al deseo de una absoluta y esencial libertad. Como sabemos, la fundación de las Naciones Unidas coincidió con la profunda conmoción experimentada por la humanidad cuando se abandonó la referencia al sentido de la trascendencia y de la razón natural y, en consecuencia, se violaron gravemente la libertad y la dignidad del hombre. (...) Cuando se está ante nuevos e insistentes desafíos, es un error retroceder hacia un planteamiento pragmático, limitado a determinar "un terreno común" minimalista en los contenidos y débil en su efectividad.

  "La referencia a la dignidad humana, que es el fundamento y el objetivo de la responsabilidad de proteger, nos lleva al tema sobre el cual hemos sido invitados a centrarnos este año, en el que se cumple el 60° aniversario de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre (..) Los derechos humanos son presentados cada vez más como el lenguaje común y el sustrato ético de las relaciones internacionales. Al mismo tiempo, la universalidad, la indivisibilidad y la interdependencia de los derechos humanos sirven como garantía para la salvaguardia de la dignidad humana. Sin embargo, es evidente que los derechos reconocidos y enunciados en la Declaración se aplican a cada uno en virtud del origen común de la persona, la cual sigue siendo el punto más alto del designio creador de Dios para el mundo y la historia. Estos derechos se basan en la ley natural inscrita en el corazón del hombre y presente en las diferentes culturas y civilizaciones. Arrancar los derechos humanos de este contexto significaría restringir su ámbito y ceder a una concepción relativista, según la cual el sentido y la interpretación de los derechos podrían variar, negando su universalidad en nombre de los diferentes contextos culturales, políticos, sociales e incluso religiosos".

  "La vida de la comunidad, tanto en el ámbito interior como en el internacional, muestra claramente cómo el respeto de los derechos y las garantías que se derivan de ellos son las medidas del bien común que sirven para valorar la relación entre justicia e injusticia, desarrollo y pobreza, seguridad y conflicto (...). La Declaración Universal tiene el mérito de haber permitido confluir en un núcleo fundamental de valores y, por lo tanto, de derechos, a diferentes culturas, expresiones jurídicas y modelos institucionales. No obstante, hoy es preciso redoblar los esfuerzos ante las presiones para reinterpretar los fundamentos de la Declaración y comprometer con ello su íntima unidad, facilitando así su alejamiento de la protección de la dignidad humana para satisfacer meros intereses, con frecuencia particulares".

  "La experiencia nos enseña que a menudo la legalidad prevalece sobre la justicia cuando la insistencia sobre los derechos humanos los hace aparecer como resultado exclusivo de medidas legislativas o decisiones normativas tomadas por las diversas agencias de los que están en el poder. Cuando se presentan simplemente en términos de legalidad, los derechos corren el riesgo de convertirse en proposiciones frágiles, separadas de la dimensión ética y racional, que es su fundamento y su fin. Por el contrario, la Declaración Universal ha reforzado la convicción de que el respeto de los derechos humanos está enraizado principalmente en la justicia que no cambia, sobre la cual se basa también la fuerza vinculante de las proclamaciones internacionales. Este aspecto se ve frecuentemente desatendido cuando se intenta privar a los derechos de su verdadera función en nombre de una mísera perspectiva utilitarista. Puesto que los derechos y los consiguientes deberes provienen naturalmente de la interacción humana, es fácil olvidar que son el fruto de un sentido común de la justicia, basado principalmente sobre la solidaridad entre los miembros de la sociedad y, por tanto, válidos para todos los tiempos y todos los pueblos".

  "(...) Con el transcurrir de la historia surgen situaciones nuevas y se intenta conectarlas a nuevos derechos. El discernimiento, es decir, la capacidad de distinguir el bien del mal, se hace más esencial en el contexto de exigencias que conciernen a la vida misma y al comportamiento de las personas, de las comunidades y de los pueblos".

  "Así, el discernimiento muestra cómo el confiar de manera exclusiva a cada Estado, con sus leyes e instituciones, la responsabilidad última de conjugar las aspiraciones de personas, comunidades y pueblos enteros puede tener a veces consecuencias que excluyen la posibilidad de un orden social respetuoso de la dignidad y los derechos de la persona. Por otra parte, una visión de la vida enraizada firmemente en la dimensión religiosa puede ayudar a conseguir dichos fines, puesto que el reconocimiento del valor trascendente de todo hombre y toda mujer favorece la conversión del corazón, que lleva al compromiso de resistir a la violencia, al terrorismo y a la guerra, y de promover la justicia y la paz. Además, esto proporciona el contexto apropiado para ese diálogo interreligioso que las Naciones Unidas están llamadas a apoyar, del mismo modo que apoyan el diálogo en otros campos de la actividad humana".

  "Obviamente, los derechos humanos deben incluir el derecho a la libertad religiosa, entendido como expresión de una dimensión que es al mismo tiempo individual y comunitaria, una visión que manifiesta la unidad de la persona, aun distinguiendo claramente entre la dimensión de ciudadano y la de creyente (...) Es inconcebible, por tanto, que los creyentes tengan que suprimir una parte de sí mismos -su fe- para ser ciudadanos activos. Nunca debería ser necesario renegar de Dios para poder gozar de los propios derechos. Los derechos asociados con la religión necesitan protección sobre todo si se los considera en conflicto con la ideología secular predominante o con posiciones de una mayoría religiosa de naturaleza exclusiva. No se puede limitar la plena garantía de la libertad religiosa al libre ejercicio del culto, sino que se ha de tener en la debida consideración la dimensión pública de la religión y, por tanto, la posibilidad de que los creyentes contribuyan la construcción del orden social".

  "Mi presencia en esta Asamblea es una muestra de estima por las Naciones Unidas y es considerada como expresión de la esperanza en que la Organización sirva cada vez más como signo de unidad entre los Estados y como instrumento al servicio de toda la familia humana. Manifiesta también la voluntad de la Iglesia Católica de ofrecer su propia aportación a la construcción de relaciones internacionales en un modo en que se permita a cada persona y a cada pueblo percibir que son un elemento capaz de marcar la diferencia".

  "Las Naciones Unidas siguen siendo un lugar privilegiado en el que la Iglesia está comprometida a llevar su propia experiencia "en humanidad", desarrollada a lo largo de los siglos entre pueblos de toda raza y cultura, y a ponerla a disposición de todos los miembros de la comunidad internacional. Esta experiencia y actividad, orientadas a obtener la libertad para todo creyente, intentan aumentar también la protección que se ofrece a los derechos de la persona. Dichos derechos están basados y plasmados en la naturaleza trascendente de la persona, que permite a hombres y mujeres recorrer su camino de fe y su búsqueda de Dios en este mundo. El reconocimiento de esta dimensión debe ser reforzado si queremos fomentar la esperanza de la humanidad en un mundo mejor, y crear condiciones propicias para la paz, el desarrollo, la cooperación y la garantía de los derechos de las generaciones futuras".

  Terminado el discurso, el Santo Padre se encontró con el presidente de la asamblea general y posteriormente con el presidente del Consejo de Seguridad, que en el mes de abril es el embajador de Sudáfrica Dumisani Kumalo.

  Pinche aquí para leer el discurso completo
PV-EE.UU./DISCURSO ONU/NUEVA YORK                VIS 20080419 (2000)


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